lunes, 4 de agosto de 2008

Control de pasaportes, Nueva York

CRÓNICAS DE UN HISPANO EN NUEVA YORK

Me parece apasionante que haya un apartado dedicado a los controles de pasaportes en el Estado de Nueva York. Y es que tengo la gran suerte de haber pasado controles de todo tipo en ese Estado, y además, en lo que respecta a controles aduaneros y de pasaportes, lo he pasado en autobús, en avión y me lo salté en coche, sí, me lo salté, ahora os lo explico…

Control en el Aeropuerto - Llegué un año después de los horrorosos atentados del 11 de Septiembre, por lo que la seguridad en los aeropuertos era realmente muy estricta, lo que sumado a ser un joven de raza hispana me hizo pasar un fuerte cacheo de seguridad. Resulta, además, que al pasar por el detector de metales, el maldito aparato no paraba de pitar. Una y otra vez, me lo quito todo, cinturón, todo lo que llevaba en los bolsillos, los zapatos, me quedó con los tejanos y una camiseta, vuelvo a pasar por el aparato y sigue pitando… A esa situación hay que sumarle que era mi primera experiencia con un angloparlante de verdad, es decir que no era un compañero de clase, español como yo hablando Spanglish. Tenía mi primera experiencia seria con el inglés, y mi conversador era un policía negro enorme hablándome en new yorker. Os preguntaréis porque digo que el policía era negro, pues muy fácil, después descubrí que la gente de raza negra habla un inglés mucho más cerrado, si el new yorker ya es complicado, el new yorker negro ni os cuento.

Así que la situación no era de lo más agradable, problemas tenía para saber que lo que me decía era que pusiera las manos encima de la mesa y que me abriera de piernas. No entendía nada, sudaba y estaba nervioso. Finalmente, y cuando ya empezaban a aparecer más policías me puse otra vez la mano en el bolsillo de atrás de mis Levi's y encontré mi salvación, o mi perdición depende de cómo lo mires. Y es que resulta que en el bolsillo llevaba la toallita que te dan en el avión, esas que te refrescan, que resulta que son metálicas por dentro y eso hacía pitar el maldito aparato. Imagináos hasta que punto lo tenían puesto a una máxima sensibilidad. Ya más tranquilo enseñé mi trofeo al policía y volví a pasar por el detector. Prueba pasada, mi primera experiencia en los EEUU superada. Un buen inicio para el que quiere pasar una prueba vital en su juventud.

Control en carretera - En una de mis opiniones hablo de mis viajes en Greyhound, y todo lo que uno aprende en ellos. En mis muchos viajes con el famoso autobús pasé varias veces la aduana de Canadá desde el estado de Nueva York. Normalmente no tube nunca ningún problema en la entrada en Canadá, que pasaba tranquilamente con mi documentación de Estudiante de un Master en la Universidad de Rensselear, y la entrada de Canadá a Estados Unidos era más que suave, sin problemas.

Todo cambió en mi último viaje a Montreal, creo que había pasado la frontera cuatro veces en 3 meses, y la última hacia menos de quince días, por lo que los aduaneros de Canadá me pusieron en una sala y empezaron a hacerme preguntas. Yo les explicaba que iba a una fiesta de cumpleaños de una compañera de Universidad en Barcelona, y ellos me exigían un regalo. Les intenté explicar que no tenía regalo, que bastante regalo era mi visita con las horas de autobús que tenía hasta llegar allí. Finalmente creo que se creyeron que tenía un romance con esa chica y me dejaron pasar, eso fue después de un buen rato.

La vuelta también fue movidita, y en la entrada a Estados Unidos también me acosaron a preguntas. Me pareció curioso, ya que además de las preguntas anteriormente formuladas por los canadienses, los americanos me preguntaron por mis estudios. Qué estaba estudiando en los Estados Unidos, si iba a clase, qué aprendía, y qué pensaba hacer cuando acabara. Aparentemente acabaron contentos con mis respuestas, ya que me acabaron dejando pasar otra vez sin problemas.

Con coche -- En mi visita a las cataratas del Niágara, que realice desde Montreal y con un coche de alquiler, acompañado de uno de mis mejores amigos en Barcelona, nos pasó algo realmente surrealista. Y es que resulta que aparcamos en un parking justo al lado de la aduana hacía los EEUU y nos fuimos a tomar algo a un Starbucks o sucedáneo, ya no recuerdo. Resulta que no encontrábamos la salida del parking, nos subimos a un bordillo, y no se como pasamos al otro lado de la aduana. Así, con nuestros pasaportes marcados con una entrada en Canadá sin vuelta a los Estados Unidos nos encontramos pasando otra vez la frontera de USA a Canadá. A la chica de la ventanilla se lo intentamos explicar como buenamente pudimos, al principio la mujer parecía extrañada, pero cuando entendió el problema nos dejó pasar sin hacernos firmar nada. Supongo que era una situación que había pasado a más gente antes y por eso no nos pusieron problemas, pero os aseguro que el miedo que pasamos mi amigo y yo no nos lo quita nadie.

Estas son mis experiencias aduaneras en el Estado de Nueva York, experiencias únicas y que creo que me hicieron crecer como persona, realmente estoy contento con estas historias y las cuento a la mínima ocasión que tengo.

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